► Análisis de valor
El
análisis del valor se puede definir como un método estructurado para definir (o
revisar) un producto, proceso o servicio de tal forma que aseguren con el
mínimo coste todas las funciones que el cliente desea y que está dispuesto a
pagar (y únicamente esas), cumpliendo todas las exigencias requeridas (y sólo
éstas).
El
análisis de valor parte de dos opiniones:
- · La del cliente, que espera una serie de prestaciones, es decir, lo que el producto o servicio debe cumplir, y lo desglosa en criterios de apreciación, que es lo que va a percibir.
- · La del fabricante, que considera las características que el producto o servicio debe tener para satisfacer las prestaciones que espera el cliente.
Es una herramienta de mejora
continua enfocada a ser un método ordenado y creativo para aumentar el valor de un producto o servicio,
también se denomina “análisis funcional”. El valor de un producto/servicio es
el resultado de observar cómo logra su función entre el costo del mismo.
Para
comenzar el proceso hay que localizar donde se encuentran las oportunidades
posibles reducciones de costos, determinando cuál de ellas tiene el mayor
potencial, pues siempre es posible encontrar medios menos caros para realizar
las mismas funciones, lo que hace esencial conocer la definición más clara y
sencilla de las funciones que deben ser realizadas.
Para
llevar a cabo este proceso se necesita buscar la función principal, el análisis
de valor debe ser razonable y crítico, se deben tratar hechos ya pasados y
plantearse preguntas como quien, como, cuando, donde y por qué. Hay que tratar
de averiguar cuál es el costo de cada proceso y reunir especificaciones. Con
toda esta información se deben plantear en que puntos del proceso se pueden
ahorrar costes en el proceso.
Se pueden establecer cuatro tipos de funciones relativas:
– Al usuario: se podría definir como la acción y el
efecto del producto para satisfacer las necesidades de los clientes, este crear
un valor hacia afuera.
– Al producto: en este caso son acciones y efectos que
generan cada componente del producto asegurándolas funciones relativas al
usuario.
– De uso: se suelen designar a las más habituales,
son aquellas que se van a esperar de ese producto y se encargan de dar
seguridad.
– De estima: se refieren a aquellas funciones que
sobrepasan las necesidades del cliente, en este caso estaríamos hablando de
confort, imagen, moda…aun así este tipo de funciones son demandadas por el
cliente.
Una vez
fijados los puntos de actuación se deberán hacer seguimientos y evaluación de
los mismos, se puede realizar mediante estadística, plantearse si se logró el
fin buscado, tomar registro de datos y compararlos con los anteriores y sobre
todo comprobar que está acorde a los beneficios de la empresa.
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